Hoy tocaba buscar nieve como Livingstone las fuentes del Nilo. Afortunadamente Pablo Marcos, uno de los ouvreurs de Dani Sordo, nos mandó un SMS que nos indicaba que había nieve entre los kilómetros 16,9 y 21 del segundo tramo de Col de Gaudissart y como nuestro pensamiento inicial era ir al final del mismo, cogimos el desvío al Col de la Machine para llegar prácticamente al comienzo de las placas de hielo.
La nieve se acumulaba a ambos lados de la carretera, pero apenas se distinguía sobre el asfalto donde estaba vivo el hielo. Tratamos de buscar una curva decente, pero al humo de las hogueras de los espectadores se unió la niebla que se presentó sin aviso entre el paso del coche cero y Sebastien Loeb.
El piloto de Citroën pasó ni lento ni rápido a pesar de calzar cuatro Michelin Alpin WRC con clavos. Dani Sordo venía algo más errático en su conducción con cuatro neumáticos idénticos a los del francés, pero sin clavos, perdiendo unos quince segundos que al final fueron 39s. Por el contrario, Petter Solberg que llevaba delante dos Alpin WRC sin clavos y detrás dos Pilot Sport (más otros dos en el maletero con los que había ganado el tramo de Saint Jean-en-Royans sacando al piloto de Mini 13,2 segundos) se dejaba nada más y nada menos que 1m 46,1s. Ello significaba para Dani recuperar la segunda plaza con un colchón importante de tiempo para tratar de conservarla.
Además el piloto de Ford sufría un pinchazo lento en el Col de Perty que sumaba diez segundos más en el casillero de Dani Sordo. Solberg además se verá hoy presionado por un Mikko Hirvonen que ganó los dos últimos tramos para colocarse unos cuarenta segundos del noruego, dejando además al ruso Novikov clavado en el quinto lugar.
Era hora para nosotros de dirigirnos a Mónaco que estaba a tres horas y media de Valence, intentando evitar el cansancio y los radares de la Gendarmerie (tanto encima de un puente como con trípode). Montecarlo será pequeño pero al no estar ubicada la sala de prensa en el habitual Palacio de invierno al lado del hotel de París, sino en medio del túnel del circuito de F-1 en el auditorio Rainiero III, nos tocó dar unas cuantas vueltas antes de encontrar el parking de prensa donde plaza si plaza no había un Porsche: dos 4S, un Carrera 4, un Panamera para luego salir al exterior y tener los concesionarios de McLaren, Rolls-Royce, Ferrari y Aston Martin todos ellos puerta con puerta.
¡Mamá, yo quiero uno!
Después de acabar nuestras crónicas sobre las diez de la noche y para no arriesgarnos a quedarnos sin cenar ya que ni siquiera hemos parado en un autogrill en la autopista; hemos decidido por mayoría que no por acuerdo total cenar en el McDonalds que hay en la entrada al túnel: un BigMac: 6,70 euros. Ya me dirá alguien si el precio está en consonancia con el lugar.
Mañana toca dar una vuelta por la ciudad, aunque francamente, me encuentro a gusto en cualquier otro lugar del planeta.