Hoy hemos vuelto a los viejos tiempos, a usar el mapa y dejarnos de historias. Destino: Halfway, “mitad de camino” en la lengua de Shakespeare, a donde se llega por una carretera que no admite más de un coche en buena parte de su recorrido, pero con un paisaje precioso coloreado por el otoño. No falta en ese lugar ni un pub ni la característica cabina de teléfonos roja para cualquier emergencia. Una vez coronado el monte, pelado, pero con formaciones de arboles, casi vallados, nos encontramos con un campo de ejercicios del Ejército Británico que incluye hasta un pueblo de cartón piedra con sus casas para ejercicios de combate.
Cuando llegas hay que mirar si esta puesta la bandera roja por si hay prácticas de tiro, pero la verdad es que el lugar turista y fotográficamente hablando vale la pena. Pero Halfway también está a medio camino entre el infierno y la tierra cuando llueve y cuando hace viento. Afortunadamente en octubre el frío es soportable, pero el invierno debe ser duro, duro.
Hace tiempo que no veía a un Sebastien Loeb tan empleado a fondo. Era el tercer tramo del día e Hirvonen tenía problemas. El piloto galo lo sabía y ha dado un hachazo que seguramente le valdrá su sexto título. Después de ‘congelar’ un salto del piloto de Citroën desde nuestro lugar era posible colgar la máquina fotográfica y seguir su evolución durante los dos últimos kilómetro con el cronometro en la mano. Se acabó.
No así la lluvia y el viento que ha terminado por empaparnos pese a los pantalones de plástico, teniendo que secarnos en ‘The Shoemaker Arms’, tomar un pequeño refrigerio y camino del primer tramo de la tarde, Resolfen, a las tres de la tarde y es que la segunda pasada por Halfway era prácticamente sin luz.
Allí nos hemos vuelto a encontrar con una vieja amiga, esas ‘showers’, chirimiris o calabobos que te dejan empapado, además mi paraguas roto después de un par de temporadas descansará en tierra extranjera, pero tiene que aguantar hasta mañana.
Tambien los pilotos tienen sus quejas: dada la distancia a los tramos y la autopista M4 cada llegada al Parque de Asistencia les supone una hora de espera para entrar en el control. ¿Conseguirá Jean Todt que los rallyes tengan el ritmo de antaño?. Y es que hasta algún compañero japonés le vence el sueño….