Unos días antes de comenzar el Campeonato de España de Rallyes de asfalto saltaba la noticia del acuerdo de la RFEDA con Panta para convertir la gasolina de éstos en obligatoria en todos los Campeonatos de España. Una vez conocidos los detalles, el malestar era general ya que el plazo para realizar el pedido para la primera prueba era de unas escasas horas a lo que se añadía la premura para adaptar las electrónicas de los coches al nuevo carburante.
Si bien la medida puede evitar las suspicacias sobre la legalidad de las gasolinas y hasta en algún caso puede resultar más barata, las formas con las que se dio a conocer la medida no fueron las más adecuadas. No se puede anunciar una medida así sin apenas margen de maniobra para los equipos, que tuvieron que adaptarse a la nueva situación en un tiempo record. Por no hablar de aquellos patrocinados por una petrolera.
Lo más sangrante y escandaloso de la medida, son las consecuencias para los equipos con menos recursos, aquellos que utilizan gasolina estándar en sus coches. Los pilotos más modestos tendrán que pagar por una gasolina de 98 octanos más del doble de lo que les cuesta en cualquier surtidor. 2,80 euros por litro es un precio muy alto, aunque en él se incluya el transporte y servicio.
En unos meses sufriremos la subida del IVA con la disculpa del gasto social, en la medida de la RFEDA no se ven los beneficios para los más modestos. Y es que las crisis siempre las acaban pagando los débiles…