El pasado lunes el piloto vasco Gorka Antxustegi tuvo la ocasión de realizar una toma de contacto con el coche con el que participará en el 46 Rallye Príncipe de Asturias, el Suzuki Swfit S1600. Gracias al esfuerzo de Suzuki Ibérica, Antxustegi tendrá la ocasión de pilotar en la prueba española del IRC el coche más potente y competitivo de su aún corta carrera deportiva.
La cita era en el tramo conocido como La Fumarea, cerca de Pola de Siero, una carretera que bien podría ser un breve compendio del trazado del Príncipe de Asturias. Durante toda la calurosa tarde, el equipo estuvo rodando con el coche sin el menor contratiempo, tanto piloto como vehículo funcionaron como un reloj.
El trabajo de la jornada era largo, primero ajustar los bacquets de piloto y copiloto, en esta ocasión Gabri Suárez acompañará a Antxustegi. Una vez encontrada la posición óptima, se pasó a conocer los pormenores del coche. Los ingenieros de Suzuki Sport Europe le fueron indicando el significado y funcionamiento de los diversos mandos del Swift S1600.
Una vez asimiladas todas las indicaciones recibidas, incluyendo los consejos de algún piloto conocido, como Aaron Burkart o Txus Jaio que se encontraba viendo las evoluciones de su pupilo, llegaba la hora de la verdad y empezar a rodar con el coche. Para ese momento la noticia había corrido como la pólvora y muchos aficionados rodeaban tanto la zona de la asistencia como las cunetas del tramo ya cortado. Como siempre pasa en Asturias, tanto ambiente como si se tratase de un rallye más.
Todo era nuevo para Antxustegi, la posición al volante, el cambio secuencial, el freno sin servo, el ancho de vías… ¡Nada que ver con el Suzuki Swift de la Copa o su versión Gr.A!, por ello el piloto se lo tomó con calma en las primeras pasadas, pero pronto los lógicos titubeos iniciales quedaron atrás y el S1600 de Suzuki empezó a rugir. Con un motor muy lleno en la zona baja del cuentavueltas y un chasis que se parece comer todo, el Swift S1600 sorprendió a muchos ya que el buen comportamiento del coche era uno de los comentarios más escuchados en la cuneta.
Al final de cada tanda, los mecánicos estaban pendientes del coche, midiendo presiones de neumáticos y comprobando que todo estaba funcionando correctamente. El ingeniero jefe descargaba la adquisición de datos para basándose en los datos recogidos aconsejar a Antxustegi cómo sacar el mejor partido del coche. De esta forma llegó el momento de parar y asumir todo lo experimentado, pero aún les quedaba una última prueba a Gorka y Gabri: practicar la maniobra de cambiar una rueda.
La jornada, fue dura, nervios, muchos datos que asumir para adaptarse a la nueva montura, pero a buen seguro que Antxustegi esa noche se fue a la cama con una sonrisa de oreja a oreja.
