El «sartenazo» de los 7.000 euros… y otros más

| 30/08/2016

Hemos hablado más de una de vez de él. Es un todo o nada. No existen medias tintas ni paños calientes. Lo que pasa es que al final, cuando uno va casi siempre por el filo de la navaja, el destino se empeña en demostrar que se caerá por el lado que más duele.

Lo de Alexey Lukyanuk -sí, el primo ruso de Pablo Motos- es difícil de explicar. Su presupuesto va tan ajustado que incluso muestra carteles en la meta de algún tramo pidiendo apoyo económico para poder continuar en el ERC. Pero acto seguido, cuando junta cuatro euros, sale a la siguiente prueba con un ritmo endemoniado, subiéndose por las paredes. Demuestra así que, cuando las cosas van más o menos por lo negro, es un piloto combativo y aspirante a ganar… solo que la mayoría de las veces hay algo que se lo impide.

Quien haya visto los resúmenes de Eurosport del pasado Barum Rally Zlín sabrá de qué hablamos. El propio Jan Kopecky, toda institución en este rallye y ganador del mismo en cinco ocasiones, no ocultaba su sorpresa ante el ritmo, huellas de frenadas y trazadas que iba dejando el Fiesta R5 de Alexey. Una sensación que refrendaban las imágenes de las cámaras onborad del ruso…

En el Barum a Lukyanuk no le valía la segunda plaza. Era un grandísimo resultado frente a un especialista en el terreno al que puso contra las cuerdas e hizo llorar de emoción al terminar la prueba. Si ese ritmo hubiera tenido resultado final, la gente le habría hecho no la ola sino un tsunami a su paso. Pero un estúpido bidón se cruzó en su camino a poco de terminar el último tramo. ¡El último tramo!… algo que ya empieza a ser reiterativo en su carrera, aunque afortunadamente en los últimos tiempos el cariz de los golpes no suele ser proporcional al ritmo que llevaba hasta ese momento…

Quería la victoria. Para él era la única opción de plantar cara y meter algo de miedo en el cuerpo a un Kajetan Kajetanowicz que había abandonado en la etapa anterior. Era difícil asustar al polaco -y ya prácticamente nuevo campeón del ERC en 2016- pero al menos el certamen tomaba otro color… y a lo mejor aparecía algún patrocinador más para seguir en ese empeño. La broma final de la república checa, según declaraciones del propio Alexey, le va a costar unos 7.000 euros. A buen seguro que sabía la cifra porque la rotura fue similar a la sufrida en Estonia, luego de un mal aterrizaje en un rasante (min. 4:10)

En el arranque de la temporada, en Canarias, la victoria de Lukyanuk prometía al menos un duelo frente a frente con Kajetanowicz que daría vidilla al campeonato. Al final, la realidad -salvo en Azores- ha sido bien distinta, y es una lástima porque se echan en falta pilotos de su arrojo que, con un poco menos de riesgos asumidos, quizás darían más guerra.

Sea como fuere, hay que reconocer que para los amantes de las sensaciones extremas el ruso es todo un filón…

 

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