Con la victoria conquistada en el XXX Rallye de San Froilán, Pedro Burgo se proclamado matemáticamente Campeón Gallego de Rallyes. El lucense logró alzarse con el título de forma contundente en el rallye de su casa y de sus principales patrocinadores. El otro punto de interés de la prueba fue el duelo disputado entre los hermanos Burgo y los hermanos Vallejo.
La presencia de Sergio Vallejo con un Mitsubishi Evo VIII Gr.A idéntico al de de Burgo, añadía interés a la prueba ya que ambos pilotos llegaban al San Froilán con la intención de ganar el rallye de su casa. Pedro Burgo marcó el ritmo durante la prueba y ya desde el primer tramo ambos pilotos se enzarzaron en una lucha que dejó al resto de los participantes como meros espectadores.
Burgo asumió y mantuvo el liderato durante todo el rallye ganando todos los tramos excepto uno que fue ganado por Vallejo. El de Meira acusó la presión cometiendo dos errores que le llevaron a dañar la parte posterior de su Evo, algo que aprovechó Burgo para extender su liderato hasta unos demoledores 1:37,3.
En la tercera plaza se clasificó Pablo Rey quien tiene en su mano proclamarse Campeón Gallego de Grupo N. Una plaza que ayudó al éxito de la firma Hankook en la prueba ya que nueve de los diez primero clasificados montaban neumáticos de la firma coreana.
En el Volante RACC la victoria fue para Díaz, seguido de Rico y Dominguez. Sánchez se llevó la Driver, mientras que Pérez lo hizo en la Driver Junior.