Su victoria en el Rally San Crispino, la sexta consecutiva de la temporada, le permite proclamarse matemáticamente campeón. Andreucci añade así su sexto título a los conseguidos en 2001, 2003, 2006, 2009 y 2010, el resultado también permite a Peugeot alzase con el título de marcas. Con el objetivo de la temporada conseguido, el equipo intentará ganar los dos rallyes restantes para ganar todas las pruebas, algo que no ha sucedido hasta la fecha en Italia.