¿Miedo a volar?, abstente de acudir al Rali Vinho Madeira… aunque te arrepentirás

| 29/07/2015

La primera impresión es la que queda. La mía -y la de Santiago, mi compañero de batallas televisivas por aquel entonces- fue un más que emocionante descenso al aeropuerto de Funchal en medio de lo que era uno de esos habituales días ventosos en el archipiélago de Madeira.

Era de noche, a través de las ventanillas solo se podía confirmar la más que absoluta oscuridad, y en medio de este letargo generalizado en el que se ve sumido el pasaje un repentino giro iba a poner el broche de oro a aquellos largos minutos de maniobra de descenso. No fue un giro cualquiera; más bien una maniobra de caza de combate con la que aquel McDonnell Douglas de la compañía portuguesa TAP encaraba la senda final hasta la pista de aterrizaje. Dos últimos minutos gloriosos, con constantes bandazos y correcciones por parte del piloto mientras la punta del ala izquierda regateaba un interminable grupo de viviendas unifamiliares débilmente iluminadas… pero lo suficiente como para tener referencias de lo cerca que estábamos de tierra. Y  de repente un nuevo giro, inesperado y brusco tras el que, apenas cuatro o cinco segundos después, las ruedas tocaron la pista. Nunca como en ese momento el aplauso del respetable reconocía la habilidad de la tripulación.

Bienvenidos a Madeira, la isla de las sensaciones; la primera la dejaron mis uñas indeleblemente marcadas en el reposabrazos del asiento que ocupaba. Y aún quedaba el despegue de vuelta.

Para los que no lo conozcáis, el archipiélago de Madeira consta de cinco islas, dos de ellas habitadas: Porto Santo y Madeira, la principal, la más grande y donde se asienta la capital: Funchal. Es algo así como un montañón de más de 1.800 metros de altura clavado en medio del océano. Desde la línea de costa apenas tienes un pequeño paseo llano para caminar antes de alzar la vista al cielo y ver que el resto de tus vacaciones van a ser un constante subir y bajar cuestas.

En esta zona, de clima particular, discurre un rallye que es un referente… y no solo en Portugal. Sus tramos son una montaña rusa, de buen asfalto -por aquel entonces; ahora lo desconozco- rodeados de frondosos bosques en algunas ocasiones y de infinitos precipicios en otras. Los equipos tenían que jugar con muchos condicionantes, y uno de ellos era el tiempo. Porque mientras miles de turistas se torraban al sol en la playas, unos metros más arriba la rebequita apenas mitigaba el frío que pasabas, cuando no la lluvia.

En estas circunstancias, aquel año 2001 la prueba puntuaba para el Campeonato de Europa y contaba con una inscripción que se acercaba a los 15 WRC, entre ellos los del finlandés Toni Gardemeister (uno de los primeros vehículos que tuvimos ocasión de ver nada más llegar a Funchal… parado en la autopista) o el Seat Córdoba WRC de Salvador Cañellas Jr. Con todo, la carrera terminó siendo cosa de los Peugeot 206 WRC oficiales en Portugal y Adruzilio Lopes… compañero de un Miguel Campos que tuvo trabajo de contención de los Subaru Impreza WRC de Piero Liatti y Andrea Aghini.

Pero si algo quedó claro de aquella experiencia es que la isla se volcaba con la prueba. Así, mientras los extranjeros invadían terrazas, restaurantes y hoteles, o disfrutaban con la interesante experiencia de bajar en los carros de cesto de Monte, los lugareños se desplazaban en masa a los tramos por los pocos accesos que existían, cuando no disfrutaban de los amplios resúmenes y la retransmisión en directo que, ya por entonces, realizaba la RTP, la televisión pública portuguesa. Siempre recordaré uno de los tramos en los que los operarios se apostaban en andamios que hacían equilibrio sobre terraplenes, mientras un kilométrico cable tirado monte abajo unía todas las cámaras con el control de realización… y de eso hace 14 años

(el vídeo completo está dividido en tres partes. Puedes ver el resto en youtube)

Cubrir la prueba como medio de prensa fue, en aquel entonces, todo un privilegio. RTP aparte, éramos junto con los miembros desplazados de Eurosport -los reyes de la piscina del hotel en el que nos hospedábamos- uno de los pocos equipos de televisión extranjeros. Aterrizamos pensando que tendríamos que buscarnos la vida por aquella isla y terminamos con un precioso e irrompible UMM Jabato de ingeniería nacional y que venía siendo vehículo de la flota del gobierno local, con chófer incluido. Aquel tipo orondo y bonachón, que bufaba más que respiraba cuando movía el volante sin asistencia del 4×4 luso, se llamaba Ibo; un dechado de virtudes entre las que puedo destacar su habilidad y conocimiento del terreno, pues llegó a transportarnos a más tramos de los que pensábamos cubrir… y aún le sobraba tiempo para llevarnos de turismo, conocer lugares espectaculares como la bella localidad de Cámara Lobos o saborear el vinho da Madeira y el bolo do caco com manteiga de alho: una especie de torta muy sabrosa pero que te dejaba el estómago entretenido para el resto del día.

Ahora dirás, jod..r pero si casi no ha hablado del rallye. Y es que Madeira requiere dos visitas: una para conocer la isla y sus encantos y otra para disfrutar de su gran carrera. Juntar las dos se hace complicado si vas con el tiempo tasado.

Este jueves comienza la edición 2015 de la conocida y espectacular prueba puntuable para el Campeonato Portugués y el FIA European Trophy… apenas con el francés Robert Consani como invitado estrella en una edición copada por los R5 que han desembarcado en masa en el certamen luso. Dos etapas y 19 tramos a lo largo y ancho de la isla en pleno apogeo vacacional; el sueño de cualquier aficionado a los rallyes.

Merece la pena la visita pese a las muchas historias que te cuentan de su aeropuerto. Historias que son verdad y que condicionaron mi despegue de regreso a casa en aquel 2001. Era otro día ventoso en el que el avión se fue hasta uno de los límites de la pista y con la cola flotando sobre el mar -la ampliación del aeropuerto se ha construido con pilotes sobre el océano- el capitán aplicó gases a tope para aprovechar todos los metros de pista. Alzamos vuelo con mucho margen, si bien es verdad que antes de las obras de ampliación del año 2000 lo corto de la pista deparaba algún que otro momento Dragon Khan

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