Robert Kubica (Ford Fiesta RS WRC) afrontaba la última jornada del Rallye de Francia sabiendo que si jugaba bien sus cartas, podía adelantar a Dani Sordo y hacerse con el cuarto puesto, su mejor resultado hasta entonces en la máxima categoría de la disciplina. Y el día empezó muy bien: no sólo superó al español, sino que fue aumentando su ventaja sobre él tramo a tramo. Sólo quedaba la última especial para lograr ese «casi podio», ese triunfo personal: el Power Stage, con 19 kilómetros, le esperaba. La renta sobre el Hyundai i20 WRC de Sordo era de 11 segundos.
Quizá se confió. Ya en el tramo anterior, la segunda pasada por Foret de la Petite Pierre, había tenido una salida de pista cuando rodaba en sexta de la que escapó sin consecuencias; allí había marcado el scratch aquella misma mañana. Pero quería seguir mejorando su tiempo, por lo que en esa última especial decidió «darlo todo». Y en el kilómetro 1,8, en una curva a derechas, de repente se encontró en la cuneta.
El polaco ha comentado a wrc.com que la culpa de este error fue suya; ¿qué pasó? «Juzgué mal la adherencia en una parte húmeda del asfalto. En la pasada anterior pensé que había sido demasiado prudente allí. Cuando tuve que afrontar de nuevo esa zona, había mucha suciedad en el suelo y me salí. Lo siento mucho por la oportunidad perdida este fin de semana. Adquirir experiencia en una nueva disciplina es, a veces, frustrante», ha añadido. Y termina sus declaraciones con la máxima que hemos oído mil veces en los rallyes: «Para llegar el primero, primero hay que llegar… y es lo que no hicimos». El colofón es al más puro Kubica style. Pero yo sigo confiando en el día que aprenda…