Podríamos decir que hay grandes coches para pequeñas marcas, que aunque no tengan amplias gamas de producto o números escandalosos de ventas, son capaces identificarse como un icono con el paso del tiempo. Pero si a esto le sumamos que un gran coche dentro de una pequeña marca ha pasado por las manos de los más grandes del automovilismo, el icono pasa a convertirse en una leyenda. Un ejemplo de esto es la casa japonesa Subaru, que en el año 95 y después de muchos años de trabajo se vio en lo más alto del cajón del Mundial de Rallyes con el mítico Subaru Impreza 555 en manos de Colin McRae. Después del primer título del WRC vinieron otros dos de la mano de Richard Burns (2001) y Petter Solberg (2003), además de tres títulos de constructores.
Con este mismo ADN, en el año 1994 nació la primera versión del Subaru WRX STI, la versión de calle de altas prestaciones del Impreza, pero que también ha obtenido numerosos logros en el mundo de la competición, en este caso, en las 24 Horas de Nürburgring, donde ganó consecutivamente las ediciones de 2012 y 2013 y volverá a participar en la edición 2014 con la cuarta generación que comparte un 70% de sus piezas con su versión de competición, anticipándonos un marcado carácter deportivo.
Con todos estos antecedentes y después de haber probado a fondo la nueva generación del WRX STI, al que quiera un coche de carreras homologado para la calle, le recomendamos que vaya a un concesionario de Subaru. Teniendo en cuenta que el desarrollo se ha llevado a cabo por el equipo de competición de STI y el cuatro veces campeón del mundo de rallyes, Tommi Makinen, el resultado solo podía ser entre bueno y muy bueno. Gracias al nuevo chasis, el WRX sigue manteniendo la esencia de los coches de competición, pero ganando enormemente en confort con respecto a sus tres antecesores. Además, se han mejorado otros aspectos de enorme importancia como la gestión electrónica y rapidez de respuesta al acelerador de su motor EJ bóxer de 2.5 litros turboalimentado, que ofrece sus 300 CV y 407Nm. De esta forma se consigue catapultar al WRX hasta una velocidad máxima de 255 kms/hora y alcanzando los 100 kms/hora en tan solo 5,2 segundos. El equipo de frenos ventilados Brembo de 326 mm. delanteros y de 316 mm. traseros también mejora notablemente su tacto y resistencia a la fatiga incorporando una bomba de freno mayor. Todo esto con la ayuda de la caja de cambios manual de 6 velocidades, que mejora su guiado y rapidez.
Y finalmente, para rematar un trabajo excepcional y para que el conductor pueda tener una sensación única de control sobre el coche y poder aprovechar sus prestaciones al máximo, el WRX viene equipado con dos sistemas para adaptar el tipo de conducción a cada momento. El DCCD: Drivers Control Centre Differential, que permite configurar el reparto de par entre ejes del diferencial central autoblocante y el SI Drive, que permite elegir entre tres tipos de respuesta del motor.
¿Os imagináis a Colin McRae con toda esta nueva tecnología bajo sus pies?