De 40 km a 100, del Citroën Visa 1.000 Pistas al Ford Fiesta R5, de la tierra al asfalto…

| 27/06/2019

El destino puede ser caprichoso o todo lo contrario. Hace poco más de una semana Iago Caamaño, nacido el 4 de abril de 1977 en la ciudad de A Coruña, vivió un día que quizá nunca olvidará. En las proximidades del centro comercial Odeón descorchó el champán como ganador del Rallye Cidade de Narón, que ya ganó su padre hace nada menos que treinta años. Y gracias a la inestimable colaboración de la organización hemos recuperado anécdotas y detalles de aquel 1989, año al que pertenece la foto que abre este artículo. En la instantánea podemos ver a José Caamaño afrontando una de las curvas del tramo de la piscina de Jubia; un recorrido con mucha importancia en aquella edición. Vamos a descubrirlo.

En aquellos tiempos todo estaba empezando gracias al esfuerzo de alguna gente que, todavía hoy, sigue en las filas de la Escudería Siroco Narón; de ahí que la media de edad esté un poco por las nubes. En cualquier caso, la prueba ferrolana estaba incluida en el Campeonato Gallego de Rallyes de Tierra y en 1989 tuvo lugar la segunda edición, que fue la segunda parada del calendario. Y aunque eran prácticamente cuatro docenas de inscritos, solo un par de ellos tenían en poder mecánicas 4×4 y, por tanto, opciones de victoria en condiciones normales. Por un lado, el ya mencionado José Camaaño con Citroën Visa 1.000 Pistas y, a la par, José M. Magdaleno al volante de Lancia Delta. 

Habiendo pagado una inscripción que ascendía a 10.000 pesetas, los vehículos tomaron la salida en la mañana del 27 de mayo en la piscina de Jubia (2 km) para después ir hasta Pedroso (5,4 km). Un par de pasadas a cada especial mediante, en la sesión vespertina harían tres veces, nuevamente, la piscina de Jubia, y otras tantas repeticiones a San Julián de Narón (5,6 km). Con todo, prácticamente 150 kilómetros totales y aún no cuarenta contra el cronómetro. 

Dicho esto, y ya metidos en faena, parece que aquel rallye fue hecho a medida para Caamaño y Baleiro. No somos quienes para decir que no lo podían haber hecho igual de bien en circunstancias naturales, pero lo cierto es que Magdaleno y Campos en ningún momento tuvieron la suerte de cara y fueron a remolque toda la jornada de competición. Si los problemas no eran suficiente, en la recta final sufrían un vuelco en Jubia y minutos después la máquina italiana era pasto de las llamas. Pese a todo, apenas sufrieron heridas más allá de algunas leves… 

Resumen express, así fue como José Caamaño consiguió, según cree la organización, su primera victoria absoluta. Para ello echó 36 minutos sudando la gota gorda y superó en más de un par minutos al segundo clasificado de aquel rallye naronés… 

Y si justo treinta años más tarde Iago ha conseguido volver a poner la palabra Caamaño en el palmarés de la ahora prueba del Campeonato Gallego de Rallyes, no quedan aquí las curiosidades… 

Su padre escribió un punto y aparte en la carrera deportiva en 1994; momento en el que decidió dejar a un lado las carreras y centrar todos los esfuerzos en el trabajo. En aquel momento Iago estaba estudiando pero cuando terminó, con 18 años, ya empezó a echar una mano. Como era el hijo del jefe, tenía que servir de ejemplo para todos los empleados y esto, unido a los cargos que fue cogiendo, causó problemas en él mismo hasta el punto de que le diagnosticaron un cuadro de ansiedad y estrés crónico… 

José, intentando buscar una solución para todo ello, creyó que no serían mala terapia las carreras. Así las cosas, en 2003 inició el camino en el autocross, más concretamente en la categoría de kartcross, y a partir de ahí fue evolucionando hasta en 2010 llegar a ser Campeón de España. Con la idea de haberlo conseguido todo, no dudó mucho para liarse la manta a la cabeza y fue en 2012 cuando volvió a armar un proyecto atractivo: debutar en rallyes

Curiosamente, lo hizo en el Rallye Cidade de Narón, en el cual participó a los mandos de un Ford Fiesta R2 y con el también coruñés José Antonio Pintor en las labores de copilotaje. Cientos de sinsabores por el medio, tiempo después fue el turno del Porsche 997 GT3 edición 2008 y ahora está siendo el turno del Ford Fiesta R5.

Por lo de pronto, el mayor de los Caamaño tiene que estar contento por haber visto triunfar a su hijo en el mismo escenario en que lo hizo él. El tiempo dirá, pero quién sabe si Iago le hará algún otro regalo de este estilo… 

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