Ahora que está en marcha el Rallye Rías Baixas, sé que Kike Salgueiro, del equipo de Rallyes.net, estará buscando la foto más espectacular. Hace años que bromeamos con él sobre ese tema: durante una época, prueba a prueba había que ir al encuentro de un salto o un paso de agua para que la imagen fuera teatral, llamativa, impresionante. Lo cierto es que unos pilotos regalan instantáneas increíbles; otros, no tanto. ¿Por qué? ¿Hay una técnica que permita ser efectivo en estas situaciones y, además, dejar en nuestra retina un recuerdo imborrable? Andreas Mikkelsen explicó hace poco a wrc.com cómo volar y aterrizar con un WRC. Thierry Neuville hace lo mismo con los “charcos”:
- Conocer el paso de agua: “Lo más importante es saber el tipo de paso de agua al que te vas a enfrentar y cuál es su profundidad. Los hay de todas clases: más largos, más hondos, algunos que puedes atacar con el pie ‘a tabla’ y otros, incluso, que aparecen en las curvas –son los peores-. Has de pensar en los puntos de entrada y salida. Algunas veces, el charco estará al final de una cuesta pronunciada y el frontal del coche se hundirá antes de nivelarse; son los más peligrosos para el vehículo. Durante los reconocimientos, anotamos cada detalle; no nos paramos y medimos la profundidad, pero nos hacemos una idea sobre ella basándonos en lo mucho o poco que se ralentiza el coche. También tenemos que pensar si es probable que el nivel del agua suba en caso de lluvia”.
- Preparar el vehículo: “En un rallye con muchos pasos de agua, la mayoría de los WRC están equipados con un sistema que ayuda a protegerlos. Lo activa el copiloto, que sabe, según las notas, cuándo es necesario y cuándo se puede atravesar el charco ‘a fuego’. Al accionarse, una tapa protege la toma de aire del motor; el propulsor, en estos casos, respira a través de una segunda toma enfocada hacia atrás y situada en el vano motor. Al mismo tiempo, se corta la corriente que llega a los ventiladores para prevenir daños y se ponen en marcha los limpiaparabrisas y los lavaparabrisas”.
- Mantener alto “el morro”: “Si el paso es corto y poco profundo, lo atravesamos con un pilotaje normal. Notamos que el coche pierde algo de velocidad, pero, por lo demás, no hay diferencia. En el resto de los casos, es importante aplicar la frenada correcta justo antes de entrar, para pisar el acelerador y así elevar el frontal del vehículo en cuanto toque el agua. Si el ángulo es bueno, el cubrecárter debería ayudar a que el coche se deslizase sobre el líquido como si fuera una balsa. Incluso así, siempre impresiona la capacidad de arrastre del agua”.
- Potencia: “A partir de este punto, todo depende de mantener el acelerador pisado y seguir adelante. Los limpiaparabrisas alejarán la cortina de agua. Una vez fuera del charco, se libera la toma de aire principal y se vuelve a la carga”.
En realidad, estos pasos son más importantes de lo que parece, ya que un ritmo demasiado lento hará que el piloto pierda mucho tiempo, pero ir “atacando” puede provocar que la fuerza del coche entrando en el charco haga explotar el sistema de refrigeración. Por no hablar del riesgo, siempre presente, de que el agua inunde un cilindro y el motor se ahogue. Ya lo dijimos la vez anterior: no lo intenten en sus casas. Por si el recuerdo memorable no consiste en una foto de Salgueiro…