Asistencia low cost y podio en un «rallye del polvo» con tintes mundialistas

| 28/05/2019

Va quedando atrás el fin de semana del Rallye Terra da Auga, puntuable para el Nacional de Tierra y para el nuevo Supercampeonato de España, y transcurren las horas desde el fin de la jornada electoral por partida doble en algunas autonomías; triple en otras. Unos han tenido que asumir quien será el máximo mandatario durante los próximos cuatro años en las calles en las que residen; algunos han aprovechado para festejar la victoria de los suyos; y otros están expectantes esperando a que surja una coalición. En cualquier caso, todos vamos volviendo a la rutina y, por lo tanto, buen momento para hablar de lo visto en la Comarca de Arzúa.

Mediodía del sábado. Después de un par de secciones durante la mañana, el sol parece mirar solo para Touro, los relojes marcan las dos de la tarde y los primeros coches -previo lavado por parte de los chicos de Stark– entran en el parque de asistencia situado alrededor de la discoteca Dona Dana. Los mecánicos del líder de la carrera, Xevi Pons, trabajan en el Skoda Fabia R5; lo mismo hace la gente de Rallycar en la montura de Javier Pardo; o una situación similar puede uno ver en las carpas de Sports&You con el Citroën C3 R5 del madrileño Pepe López sobre las borriquetas. Tienen una hora para trabajar y revisar las mecánicas. Con esta situación, nosotros caminamos tranquilos por la calle de los gallos de la carrera y observamos la manera de trabajar de cada equipo; algunos con mucho estrés y otros con más bien todo lo contrario.

El tiempo pasa más rápido de lo que creemos y cuando miramos hacia las carpas de AR Vidal el gallego Juan P. Castro, quien tiene la condición de abrir pista, ya está saliendo hacia el control horario para afrontar una tarde de mucho calor y polvo. Pese a todo, todavía no hemos visto la asistencia del único equipo extranjero que acudió a esta carrera. Sin buscarla, la encontramos. Está al fondo. Prácticamente al lado de la carpa de la pulpería que da de comer a varias decenas de personas. Quedan pocos minutos para que Guillaume de Mevius arranque el motor del Citroën C3 R5. Y la estampa da para comentar… largo y tendido.

Hijo del piloto mundialista Grégoire y hermano de Ghislain, que ya acudió a esta carrera en 2015 y venció la categoría R2, el pequeño de la familia de Mevius viajó hasta Galicia después de estar presente esta temporada en Montecarlo o Córcega del Mundial de Rallyes. No quiere otra cosa que sumar kilómetros, rodar, probar reglajes y ya de paso medirse de tú a tú con rivales. Todo para llegar lo mejor preparado al inminente Rallye de Portugal de esta semana, en el que tomará la salida encuadrado en WRC 2. Categoría ésta en la que tiene mucho que remar si quiere mejorar la 25° posición actual de la clasificación por puntos…

Dicho esto, a lo que íbamos. Enfocamos nuestra vista hacia la zona de trabajo del equipo belga y tenemos que pestañear para hacerlo de nuevo. Temíamos haber visto algo erróneo en la primera visual. Pero no. Lejos de armar un gran despliegue, llamar la atención y mostrar que corren el certamen internacional, De Mevius y la gente de DG Sport parece que quieren pasar totalmente desapercibidos. Un furgón con material: ruedas, herramientas… y poco más traen de Bélgica. Debajo del moderno R5 la típica lona, al lado cuatro borriquetas, un gato y un par de maletines. Pero todo aparcado porque la situación no es otra que la típica de una jornada de test. Piloto y demás miembros del equipo apoyados en el capó. Momento de intercambiar impresiones, hablar de qué se quiere probar en la última sección y momento de alguna que otra sonrisa…

La coña y el no hacer ruido finalmente les sirvió para acabar en tercera posición en esta cuarta prueba del Nacional de Tierra, por detrás de Xevi Pons y Pepe López, quienes intercambiaron los papeles de dominador y dominado del pasado Rallye Islas Canarias. Aunque muy separado de éstos, Guillaume tuvo que estar pendiente todo el día de Javier Pardo, cuarto, y autor de unos ataques que terminaron en agua de borrajas.  

Volviendo al parque de trabajo, separadas pocos metros están las carpas de ProRacing Competición. En esta ocasión los mecánicos de la estructura cántabra trabajan en el Ford Fiesta R2T que han comprado recientemente y que está estrenando en los caminos gallegos Jan Solans, abanderado del Rallye Team Spain en un Mundial Junior en el que, contra todo pronóstico, está en la pomada después de la celebración de las dos primeras pruebas. Aquí no busca nada más que sumar kilómetros con un coche calcado al que M-Sport le pondrá en el siguiente reto que tiene por delante: el Rallye de Cerdeña.

Aprovechamos que estamos en la asistencia larga para robarle unos minutos a Mauro Barreiro, copiloto del catalán, que aunque no está hundido ni mucho menos, comenta que las cosas no marchan del todo bien y quiere saber qué pasa en los tramos vespertinos. Además, añade que a ellos les vendrían mejor tramos menos rápidos, con menos giros en ángulo recto…

Precisamente respecto a esto último nosotros encontramos otra curiosidad, ya fuera del parque de asistencia, que horas más tarde corroboraron más participantes que el arteixán. Delante de las cámaras de la Televisión de Galicia, que retransmitió en directo la especial urbana de Arzúa, el piloto italiano Alfredo Dedo, ganador de la categoría N5 al volante de un Renault Clio de RMC, decía que las cronometradas tenían cierto parecido con las del… ¡Rallye de Finlandia! ahí es nada…

Desde luego, de aquella carrera que empezó siendo Rallye Concello de Curtis en 2014, que más tarde fue Rallye Terras do Mandeo, que acostumbraba ser sinónimo de chaparrones, barro… ya poco queda en el actual Rallye Terra da Auga, el cual esta edición, como apuntó Ernesto Rumbo, no ha sido otra más que “rallye del polvo”.

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