De ídolos, leyendas y otras sagas irlandesas en los rallyes

| 27/03/2015

Aunque los pilotos nórdicos han dominado el Circuit of Ireland en las últimas ediciones (Juho Hanninen en 2012 y el vigente campeón del ERC Esapekka Lappi el pasado año) lo cierto es que esta prueba sobre asfalto ha sido territorio de equipos británicos desde sus inicios… y de eso hace mucho, pues el Circuit es uno de los rallyes más veteranos de la historia de este deporte…

Serán sus características intrínsecas o la propia idiosincrasia de la prueba y los pilotos locales; el caso es que arrebatar tal honor a todo aquel que se mueve habitualmente por estas islas es un logro noticiable. Por ese motivo uno de los participantes con más números de mantener la saga irlandesa en lo más alto del palmarés del Circuit trata en estos días de hacer acopio de valor, concentración y fuerza para no dejar escapar la ocasión de subirse a lo más alto del podio en el rallye que se disputa la próxima semana.

Craig Breen (Peugeot 208 T16) sabe que se juega mucho, y no solo los puntos de la clasificación general del campeonato en el ERC. El hecho de que sea segundo a cinco puntos de Kajetan Kajetanowicz no es sino un elemento más de motivación para luchar por su sueño… que no pudo conseguir en la edición del pasado año. Y son muchas las razones para persistir en ello, sin importar otros objetivos; la primera, la propia historia.

Para Breen, por encima de leyendas como Paddy Hopkirk o Colin McRae, también ganadores del Circuit, hay un piloto local que marcó su infancia y adolescencia, y que arraigó en él la afición a eso de correr por los tramos de su irlanda natal… y ya sabéis por un artículo reciente que aquí es casi una cuestión de herencia. Rápido y directo, según el irlandés su «héroe absoluto e inspiración» ha sido Frank Meagher. Con él y su espectacular conducción Breen alucinó y soñó durante diez años; desgraciadamente los que separaron la victoria absoluta de este piloto en la edición de 1992 del Circuit of Ireland y un fatídico accidente durante unos tests de pretemporada en el año 2002 en los que, probando un Ford Sierra Cosworth, Frank golpeaba un árbol.

Meagher era uno de esos fieles irredentos a una marca, en este caso Ford. Un apasionado a los rallyes que apuró cada modelo hasta el límite de su evolución (y fueron muchos, desde el Escort Mk hasta el Focus) mientras sus rivales en el campeonato nacional irlandés apostaban cada temporada por vehículos más modernos y avanzados. Quizás un aspecto que, junto con su pilotaje, tanto valoraron en aquel momento los aficionados… y las futuras generaciones de pilotos.

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